Libros en Digital siente especial complacencia en publicar el trabajo insertado en el Boletín de la Academia Colombiana, titulado: Refranes, dichos y adagios en Cien Años de Soledad, cuyo autor es el escritor Hernán Alejandro Olano García. Este aparato critico aborda la oralidad chispeante presente en la obra más famosa del Gabo, con elementos novedosos acerca del nobel colombiano. Creemos justo señalar que al leerlo nos encontramos con un valioso aporte para entender en toda su dimensión la obra narrativa Garciamarquiana, pletórica de estampas pueblerinas condensadas con la chispa y el humor característico de nuestros pueblos latinoamericanos. Para nosotros es un honor compartir con nuestros lectores este interesante trabajo de don Hernán Olano.
REFRANES, DICHOS Y ADAGIOS
EN CIEN AÑOS DE SOLEDAD
Por: Hernán Alejandro Olano García.-
En
el año 2007, cuando se celebró en Cartagena de Indias el IV Congreso
Internacional de la Lengua, la Asociación de Academias de la Lengua española –
ASALE, junto con la Real Academia Española decidieron publicar en el CXL aniversario
de la ascensión de remedios, la bella, al cielo, la edición conmemorativa de la
novela, no sólo para celebrar los ochenta años del autor, sino los cuarenta de
la primera publicación. Allí, además de varios estudios de Álvaro Mutis, Carlos
Fuentes, Mario Vargas Llosa, Víctor García de la Concha, Claudio Guillén, Pedro
Luis Barcia, Juan Gustavo Cobo Borda, Gonzalo Celorio y Sergio Ramírez, aparece
un glosario en el que trabajó un grupo de académicos, entre españoles y
colombianos, sumado al equipo básico de lexicógrafos coordinados por Carlos
Domínguez, Abraham Madroñal y Julián Gimeno (España), y María Clara Henríquez
(Colombia). La edición conmemorativa, de por sí muy completa, recibe este
aporte externo con los adagios, dichos y refranes, que sirven particularmente,
para aprender comportamientos sociales en la vida común; por eso se dice:
«Persona curiosa, tiene un refrán para cada cosa».
Esos
refranes, dichos y cachos o adagios, a través de los textos de la novela
garciamarquiana, están presentes en el Diccionario de construcción y régimen de
la lengua castellana (llamado por el propio García Márquez como «la gran novela
de las palabras») y en la Nueva gramá- tica de la lengua española como ejemplos
lexicográficos.
Éste
trabajo, realmente fue para mí un remedio contra el insomnio, que me hizo
recordar esa pelea contra la peste, que para luchar contra el olvido no me
sanaba ni un café fuerte y, debía recordar las instrucciones: «Esta es la vaca,
hay que ordeñarla todas las mañanas para que produzca leche y a la leche hay
que hervirla para mezclarla con el café y hacer café con leche» (Gabo: 2007,
60). La vaca aparece cuatro veces en el texto, aquí con el café y en tres
versiones distintas, para apartar a la gente con el agregado de una vida no muy
extensa. Tal vez, mover las vacas, tiene que ver con ese momento de ensoñación
que tuvo Gabo rumbo a Acapulco, cuando además estuvo a punto de atropellar un semoviente
en la carretera. Su hijo Rodrigo dio un grito de felicidad: «¡Yo también,
cuando sea grande, voy a matar vacas en la carretera!».
De
igual manera, hay tres expresiones en latín y lo único es que no conté las
veces en que aparece la palabra «puta», al parecer la palabra predilecta de
García Márquez en sus obras, junto con «mierda». Precisamente su estilo y
escritura, «se entiende en el uso que hace este autor de la tradición oral
(caribeña) y de los elementos arcaicos de la cultura latinoamericana, asociados
con esa tradición oral» (Marín: 2012, 117).
Se
sabe que Gabriel García Márquez trabajó como periodista y su estilo supo captar
detalles tajantes y exactos. Al mismo tiempo entrelazaba palabras inesperadas
que golpean la imaginación y nos llevan mucho más allá de la simple narración,
por eso, tantos refranes, igualmente se podrían considerar como un remedio
similar al que, con catorce mil fichas de instrucciones, alimentó José Arcadio
Buendía su máquina de la memoria, siguiendo lo que alguna vez le había visto
como invento maravilloso a los gitanos. Así, el listado que he elaborado,
podría considerarse «como un diccionario giratorio que un individuo situado en
el eje pudiera operar mediante una manivela, de modo que en pocas horas pasaran
frente a sus ojos las nociones más necesarias para vivir» (Gabo: 2007, 61); eso
es lo que verdaderamente nos sirve cuando se reanudan en las casas las sesiones
de punto de cruz (Gabo: 2007, 109) y que nos permitirá vivir «hasta la vejez de
los pescaditos de oro que (el coronel Aureliano Buendía, inspirado según Gabo
en el general Rafael Uribe Uribe) fabricaba en su taller de Macondo» (Gabo:
2007, 125); pescaditos que siempre deberían ser veinticinco y no treinta y dos
como las guerras civiles en las que participó y las perdió todas.
Estos
dichos eran usuales en esa «casa de locos» como García Márquez califica varias
veces el escenario central de los íntimos acontecimientos familiares de los
Buendía, en la cual, «los Aurelianos eran retraídos, pero de mentalidad lúcida,
los José Arcadio eran impulsivos y emprendedores, pero estaban marcados por un
signo trágico» (Gabo: 2007, 211).
A
veces, creemos que un buen vocabulario sólo es propio de hombres virtuosos, ese
que «nunca hubiera oído hablar de la guerra, los gallos de pelea, las mujeres
de mala vida y las empresas delirantes» (Gabo: 2007, 219); esos mismos que son
santos varones, «un cristiano de los grandes, Caballero de la Orden del Santo
Sepulcro, de esos que reciben directamente de Dios el privilegio de conservarse
intactos en la tumba, con la piel tersa como raso de novia y los ojos vivos y
diáfanos como las esmeraldas» (Gabo: 2007, 369).
Pero,
también aquí hay frases memorables que están insertas en nuestro hablar popular
panhispánico, a veces lleno de jeringonza, como cuando habla de «qué pendejo
menjunje de jarapellinosos genios jerosolimitanos» (Gabo: 2007, 256), que
claramente significaría: qué tonto, estúpido mejunje (por menjunje), ungüento o
medicamento resultado de la mezcla de varios ingredientes, de «jarapellinosos»
(creación léxica de García Márquez para formar un juego de palabras) genios de
Jerusalén (ya que jerosolimitanos es el gentilicio de quienes nacieron o son
oriundos de esa ciudad). Espero que mi tarea pueda ser útil y publicada, que no
me ocurra lo que a José Arcadio Buendía, quien «Pasaba largas horas en su
cuarto, haciendo cálculos sobre las posibilidades estratégicas de su arma
novedosa, hasta que logró componer un manual de una asombrosa claridad
didáctica y un poder de convicción irresistible. Lo envió a las autoridades
acompañado de numerosos testimonios sobre sus experiencias y de varios pliegos
de dibujos explicativos, al cuidado de un mensajero que atravesó la sierra, se
extravió en pantanos desmesurados, remontó ríos tormentosos y estuvo a punto de
perecer bajo el azote de las fieras, la desesperación y la peste, antes de
conseguir una ruta de enlace con las mulas del correo» (Gabo: 2007, 11-12).
Aunque culminé la lectura del texto el 29 de octubre de 2017, mi meta era la de
haber coincidido en la finalización de este análisis con la única fecha, dos
veces mencionada por García Márquez en su obra (Gabo: 2007, 302), el martes
once de octubre, me pregunté, ¿qué ocurrió ese día? En primer lugar, el 11 de
octubre es el 284º (ducentésimo octogésimo cuarto) día del año en el calendario
gregoriano, pero el día 285 en los bisiestos, cuando quedan 81 días para
finalizar el año. Aunque son muchos episodios los que han transcurrido cada
once de octubre, en 1962, el papa Juan XXIII inauguró el Concilio Vaticano II
y, un jueves, en la novela, José Arcadio se fue al seminario con el propósito
de convertirse en Papa, pero también, en 1469 en las Dueñas (España), Fernando
II de Aragón se entrevista con Isabel II de Castilla y deciden casarse; ellos
serán conocidos como los reyes católicos. Aún no he podido precisar el año de
ese martes once de octubre.
Sin
embargo, considero nuevamente, que ese once de octubre que no se sabe en qué
año transcurrió, puede ser de 1962, pues en esas calendas, Carlos Fuentes, su
socio en la productora «El Castillo de Drácula», publicó su novela «la muerte
de Artemio Cruz» y, ese personaje Artemio Cruz, junto con Lorenzo Gavilán están
citado en Cien años de soledad (Gabo: 2007, 340), lo mismo que Rocamadour, que
aparece en Rayuela de Julio Cortázar y, el fantasma de la nave del corsario
Víctor Hughes, que aparece en El siglo de las luces de Alejo Carpentier. Hay
que incluir dentro del grupo de personajes, esta vez de carne y hueso, a los
cuatro amigos de Aureliano, quienes en la vida real eran los integrantes del
denominado «Grupo de Barranquilla», donde estaban Gabriel (El propio García
Márquez), Álvaro (Cepeda Zamudio), Germán (Vargas Espinosa) y Alfonso
(Fuenmayor). Igualmente, la novia de Gabriel (Su esposa, Mercedes Barcha); o
también Rodrigo y Gonzalo (nombres de los hijos de García Márquez y Mercedes,
que serían los idealizados hijos de Gastón y Amaranta Úrsula); el maestro
Rafael Escalona, juglar y compositor vallenato y el jefe civil del Magdalena,
Carlos Cortes Vargas, que participó en el conflicto de las bananeras durante el
gobierno de Miguel Abadía Méndez; también tuvo que enfrentar el conflicto en la
zona bananera de la United Fruit Co. «la Yunái», en Santa Marta y de la
Tropical Oil Company «La Troco». En ese conflicto, se destruyeron treinta y
cinco mil metros de hilo telegráfico, cuarenta plantaciones de banano fueron
incendiadas y murieron ocho trabajadores1, lo cual disiente de la versión
incluida en la novela de García Márquez, tenida por cierta por muchos
historiadores colombianos, que toman a pie juntillas la frase «…el ejército
ametralló a más de tres mil trabajadores en un tren de doscientos vagones y los
arrojaron al mar» (Gabo: 2007, 396). Ese es García Márquez, alguien que como
dicen algunos (Inger Enkvist y Ángel Rama, por ejemplo), luego de publicar esta
novela y de ese encierro de 566 días, «ya no es el escritor que fue sino un
“viajante político-cultural”», «un animador o relacionador que opera entre los
centros de poder político de la izquierda». Concluye diciendo, que el nuevo
papel de escritor «ha sido logrado con la literatura pero nada tiene que ver con
ella» (Cobo Borda: 1995, 553).
1
Un caso distinto fue el que se vivió en 2007, cuando la bananera Chiquita
Brands, sucesora de la United Fruit Company, fue acusada de financiar grupos
paramilitares colombianos que asesinaron a sesenta y tres sindicalistas. Se le
impuso una multa de veinticinco millones de dólares pero no hubo procesos
penales contra sus directivas.
A continuación, el lector podrá apreciar
este catálogo, para días soleados o grises, que también podrá ser utilizado en
cualquier momento de ocupación o de esparcimiento, incluso de tedio o
aburrimiento, así como cuando «llovió cuatro años, once meses y dos días»
(Gabo: 2007, 357).
Desarrollo:
1.
(Estoy) como el trapito de bajar la olla, 366.
2.
(Los militares), los más dignos, todavía esperaban una carta en la penumbra de
la caridad pública, muriéndose de hambre, sobreviviendo de rabia, pudriéndose
de viejos en la exquisita mierda de la gloria, 279.
3.
(Me siento) como un monigote pintado en la pared, 366.
4.
(Sus) ventosas marchitaban las flores, 112.
5.
¡A buena hora!, 364.
6.
¡Ahí les dejo esa mierda!, 453.
7.
¡Ave María Purísima!, 157.
8.
¡Cabrones!. ¡Viva el partido liberal!, 144.
9.
¡Cómo has venido a parar tan lejos!, 95.
10.
¡Los amigos son unos hijos de puta!, 467.
11.
¡Qué injustos hemos sido contigo!, 286.
12.
¡Quién hubiera pensado que de veras íbamos a terminar viviendo como
antropófagos!, 463 – 464.
13.
¡Se metió de gitano!, 45.
14.
¿Y ahora qué quieres que haga?, 365.
15.
A este paso terminaremos devorados por las bestias, 380.
16.
A este paso terminaremos peleando otra vez contra el régimen conservador, pero
ahora para poner un rey en su lugar,
244-245.
17.
A la salud del papa, brindó Aureliano Segundo, 219.
18.
A mí las reinas me hacen los mandados, 236.
19.
A mí me bastaría con estar seguro de que tú y yo existimos en este momento,
463.
20.
A pesar de que no tenía dónde ir ni a quién visitar, 432.
21.
Aaaay, mi madre, 347.
22.
Abre bien los ojos, 265.
23.
Ahí mismo, al otro lado del río, hay toda clase de aparatos mágicos, mientras
nosotros seguimos viviendo como los burros, 17.
24.
Ahora es imposible hacer nada, 366.
25.
Ahora parece un hombre capaz de todo, 183.
26.
Ahora que estamos solas, confiésale a esta pobre vieja lo que te pasa, 322.
27.
Ahora van a ver quién soy yo, 210.
28.
Ajá, 353.
29.
Al fin, todo el mundo sabe que eres una puta, 135.
30.
Apártense, vacas, que la vida es corta, 222. En la p. 292 aparece así:
Apártense vacas. Apártense que la vida es corta y, en la p. 402 se habla del
letrero sobre el ataúd de Aureliano Segundo: Apártense vacas que la vida es
corta. Es decir que encontramos tres versiones y tres lecturas gramaticales
distintas de la misma expresión.
31.
Apenas les sale barba se tiran a la perdición, 179.
32.
Aquí está la Divina providencia, 398.
33.
Aquí, esperando que pase mi entierro, 231.
34.
Así nos redimirá más la vida, 56.
35.
Así se escondan en el fin del mundo, 151.
36.
Con cualquiera de ellos, los hijos te saldrán con cola de puerco,
265.
37.
Confunden el culo con las témporas (mezclar dos cosas totalmente distintas),
243.
38.
Cualquier cosa mala que hagas me la dirán los santos, 418.
39.
Cuando abran los ojos a la realidad se encontrarán con los hechos consumados,
184.
40.
Cuando me muera, quemen mercurio durante tres días en mi cuarto, 89.
41.
Cuando salga de aquí me casaré contigo, 162.
42.
Cuando se muera saldrá penando en ese mecedor, 105.
43.
Cuídate la boca, 160.
44.
De modo que esto es la muerte, 389.
45.
Deben tener lombrices, 41.
46.
Debes estar loco, 416.
47.
Déjenlos que sueñen, 43.
48.
Dentro de poco, el hombre podrá ver lo que ocurre en cualquier
lugar
de la tierra, sin moverse de su casa, 11.
49.
Dice que se está muriendo por mí, como si yo fuera un cólico miserere, 228.
50.
Dios existe, 60.
51.
Donde pones el ojo pones el plomo, 94.
52.
El amor es una peste, 85.
53.
El ánimo de su corazón invencible la orientaba en las tinieblas,
379.
54.
El mejor amigo es el que acaba de morir, 195.
55.
El mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre,
y
para mencionarlas había que señalarlas con el dedo, 9.
56.
El mundo habrá acabado de joderse el día en que los hombres
viajen
en primera clase y la literatura en el vagón de carga,
453.
57.
El mundo se va acabando poco a poco, 214.
58.
El mundo se volvió triste para siempre, 20.
59.
El primero de la estirpe está amarrado en un árbol y al último
se
lo están comiendo las hormigas, 469.
60.
El que no quiera oírme que se vaya, 370.
61.
El secreto de una buena vejez no es otra cosa que un pacto honrado con la
soledad, 231.
62.
El tiempo no pasaba, sino que daba vueltas en redondo, 381.
63.
El tiempo pasa, 148.
64.
El vicio hereditario de hacer para deshacer, 433.
65.
Ella no cagaba mierda sino astromelias, 367.
66.
En el mundo están ocurriendo cosas increíbles, 17.
67.
Era lo menos grave que podía hacer, 104.
68.
Era un tonto en velocípedo, 445.
69.
Era una ciruela pasa perdida dentro del camisón, 388.
70.
Eres demasiado malicioso para ser un buen murciélago, 446.
71.
Eres la vergüenza de nuestro apellido, 138.
72.
Es como si el tiempo diera vueltas en redondo y hubiéramos vuelto al principio,
225.
73.
Es contra natura y además la ley lo prohíbe, 114.
74.
Es el diamante más grande del mundo, 27.
75.
Es el olor del demonio, 15.
76.
Es una equivocación, 67.
77.
Esperemos que escampe en las próximas horas, 364.
78.
Esta suerte no te va a durar toda la vida, 220.
79.
Estaba en la índole de los hombres repudiar el hambre una
vez
satisfecho el apetito, 329.
80.
Estaba tan bien equipado para la vida, que le pareció
anormal,
35.
81.
Estamos perdiendo el tiempo, 159.
82.
Estaremos perdiendo el tiempo mientras los cabrones del partido estén
mendigando un asiento en el congreso, 159.
83.
Este es el gran invento de nuestro tiempo, 28.
84.
Este es un pueblo feliz, 352.
85.
Este es un régimen de pobres diablos, 273.
86.
Este será cura, 219.
87.
Esto es lo último que nos faltaba, 337.
88.
Esto es un disparate: los defensores de la fe de Cristo destruyen
el
templo y los masones lo mandan componer, 159.
89.
Esto es una desgracia, 331.
90.
Estos cabrones son capaces de disparar, 346.
91.
Estos niños andan como zurumbáticos, 41.
92.
Evíteme la indignidad de morir en el cepo con estos trapos de mujer, 140.
93.
Flotando en un universo vacío, donde la única realidad cotidiana y eterna era
el amor, 460.
94.
Había que ver las de sol y sereno, 281 – 282.
95.
Hablaban sin fijarse en susceptibilidades de damas ni remilgos de caballeros,
263.
96.
Hasta los más incrédulos se desconcertaron, 258.
97.
Hay mucho que cocinar, mucho que barrer, mucho que sufrir
por
pequeñeces, además de lo que crees, 270.
98.
Haznos tan pobres como éramos cuando fundamos este pueblo, no sea que en la
otra vida nos vayas a cobrar esta dilapidación,
223.
99.
He alcanzado la inmortalidad, 89.
100.
He muerto de fiebre en los médanos de Singapur, (duna, colina de arena del
desierto), 89-90. La misma frase se repite en la p. 405.
101.
Hicimos tantas guerras, y todo para que no nos pintaran la casa de azul, 273.
102.
Hizo entonces un último esfuerzo para buscar en su corazón
el
sitio donde se le habían podrido los afectos, y no pudo encontrarlo, 202.
103.
Hoc es simpicisimun: Porque estoy loco, 104.
104. Hoc est simplicisimun: homo iste statum quartum
materiae
invenit,
103.
105.
La atmósfera era tan húmeda que los peces hubieran podido entrar por las
puertas y salir por las ventanas, 358.
106.
La bacinilla era de mucho oro y de mucha heráldica, pero lo que tenía dentro
era pura mierda, 368.
107.
La ciencia ha eliminado las distancias, 10-11.
108.
La concentración implacable lo premió con la paz del espíritu,
230.
109.
La cuestión es que a mí me parece que he salido conservador,
215.
110.
La embriaguez del poder empezó a descomponerse en ráfagas de desazón, 194.
111.
La glorificación del despilfarro, 223.
112.
La incertidumbre del futuro les hizo volver el corazón hacia el pasado, 461.
113.
La mala suerte no tiene resquicios, 152.
114.
La perdición de la familia había sido abrirle las puertas a una cachaca,
imagínese, una cachaca mandona, 367.
115.
La pobreza era una servidumbre del amor, 385.
116.
La tierra es redonda como una naranja, 13.
117.
La única diferencia actual entre liberales y conservadores, es que los
liberales van a misa de cinco y los conservadores van a misa de ocho, 278.
118.
Las cosas tienen vida propia, todo es cuestión de despertarles el ánima, 10.
119.
Las estirpes condenadas a cien años de soledad no tenían una segunda
oportunidad sobre la tierra, 471.
120.
Las mujeres de esta casa son peores que las mulas, 227.
121.
Las obsesiones dominantes prevalecen contra la muerte, 465.
122.
Le vio otra vez la cara de su soledad miserable cuando todo acabó de pasar,
305.
123.
Lo esencial es no perder la orientación, 20.
124.
Lo han matado a traición y nadie le hizo la caridad de cerrarle los ojos, 208.
125.
Lo importante es que desde este momento solo luchamos por el poder, 197.
126.
Lo que le interesaba a él no era el negocio sino el trabajo, 230.
127.
Lo que más me duele es tanto tiempo que perdimos, 457.
128.
Lo que pasa es que no podemos con el peso de la conciencia,
32.
129.
Lo único eficaz es la violencia, 120.
130.
Lo único que falta es que haga rodar las sillas con solo mirarlas,
177.
131.
Locos de nacimiento, 212.
132.
Los años de ahora ya no vienen como los de antes, 281.
133.
Los hijos heredan las locuras de sus padres, 52.
134.
Los hombres piden más de lo que tú crees, 270.
135.
Los muertos no salen, 32.
136.
Macondo era ya un pavoroso remolino de polvo y escombros centrifugado por la
cólera del huracán bíblico, 470.
137.
Más bien con distracción de sabio que con deleite de buen comedor, 259.
138.
Más flojo que el algodón de borla, 370.
139.
Mátame también a mí, hijo de mala madre. Así no tendré ojos para llorar la
vergüenza de haber criado un fenómeno, 127.
140.
Mientras Dios me dé vida no faltará plata en esta casa de locos,
174.
141.
Mierda de perro, 40.
142.
Mira en lo que hemos quedado, 128.
143.
Mira la casa vacía, nuestros hijos desperdigados por el mundo, y nosotros dos
solos otra vez como al principio, 128.
144.
Morirse es mucho más difícil de lo que uno cree, 199.
145.
Muy pronto ha de sobrarnos oro para empedrar la casa, 10.
146.
Nací hijo de puta y muero hijo de puta, 152.
147.
Nada más estoy esperando que pase la lluvia para morirme,
363.
148.
Nadie debe conocer su sentido mientras no hayan cumplido cien años, 214.
149.
Nego. Factum hoc existentiam Dei probat sine dubio, 103.
150.
No es la primera vez que una mujer se vuelve loca por un hombre, 326.
151.
No es posible vivir en esta negligencia, 380.
152.
No habrá una casa mejor, ni más abierta a todo el mundo,
que
esta casa de locos, 210.
153.
No hay nada que hacer, 363.
154.
No hay prisa, 364.
155.
No hay un ideal en la vida que merezca tanta abyección, 187.
156.
No la dejen ir, que solo llega una vez cada cien años, 398.
157.
No lo dejes ir, que la vida es más corta que lo que uno cree,
399.
158.
No me creas lo que te digo, 128.
159.
No me importa tener cochinitos, siempre que puedan hablar,
30.
160.
No me quise precipitar, 161.
161.
No necesitamos ningún corregidor porque aquí no hay nada qué corregir, 70.
162.
No necesito de barajas para averiguar el porvenir de un
Buendía,
329.
163.
No pierdas el tiempo, 131.
164.
No puede llover toda la vida, 366.
165.
No quería quedar para burla de sus nietos, 63.
166.
No salgas a la calle después de las seis de la tarde, 178.
167.
No sé por qué todo esto huele mal, 138.
168.
No se quieren acostar con un hombre que saben que se va a morir, 151.
169.
No suplique a nadie ni se rebaje ante nadie, 149.
170.
No te hagas la santa, 135.
171.
No tengo nada de qué arrepentirme, 143.
172.
No tengo por qué callarme, 370.
173.
No tienes de qué quejarte, 52.
174.
Nos estamos volviendo gente fina, 244.
175.
Nos pudriremos aquí dentro, 205.
176.
Nos sigue atosigando la buena suerte, 129.
177.
Nos volveremos ceniza en esta casa sin hombres, pero no le daremos a este
pueblo miserable el gusto de vernos llorar, 205.
178.
Nosotros venimos porque todo el mundo viene, 264.
179.
Nosotros volaremos mejor que ellos con recursos más científicos que ese
miserable sobrecama, 43.
180.
Nuestro asunto es vender pescaditos, 230.
181.
Nunca se sabe qué quieren comer los que vienen, 263.
182.
Ojalá se meta de cura, para que Dios entre por fin a esta casa, 215.
183.
Para eso no sirve, 10.
184.
Pero no olviden que mientras Dios nos dé vida, nosotros seguiremos siendo
madres, y por muy revolucionarios que sean tenemos que bajarles los pantalones
y darles una cueriza a la primera falta de respeto, 186.
185.
Prefiero cargarlo vivo y no tener que seguir cargándolo muerto por el resto de
mi vida, 71.
186.
Puesto que nadie quiere irse, nos iremos solos, 23.
187.
Que abran puertas y ventanas, 382.
188.
Qué barbaridad, 314.
189.
Qué bárbaro, 36.
190.
Que Dios te la conserve, 45.
191.
Qué raros son los hombres. Se pasan la vida peleando contra
los
curas y regalan libros de oraciones, 190.
192.
Recordarán siempre que el pasado era mentira, que la memoria no tenía caminos
de regreso, que toda primavera antigua era irrecuperable, y que el amor más
desatinado y tenaz era de todos modos una verdad efímera, 455.
193.
Remedios Buendía no exhalaba un aliento de amor, sino un flujo mortal, 268.
194.
Roguemos a Dios para que sus enemigos tengan clemencia,
145.
195.
Se dejan algunas rojas para que no haya reclamos, 118.
196.
Se imaginarán que te has rendido porque ya no tenías ni con qué comprar una
manta, 205.
197.
Se morirán de viejos esperando el correo, 209.
198.
Se resistía a envejecer aun cuando ya había perdido la cuenta de su edad, 282.
199.
Se sentaba como un sultán de Persia, 370.
200.
Se sintió marcado para siempre con el hierro ardiente de aquel secreto, 267 –
268.
201.
Se va a caer, 24.
202.
Seguro que fue un sueño, 352.
203.
Si Aureliano lo dice, Aureliano lo sabe, 164.
204.
Si en verdad me quieres tanto, no vuelvas a pisar esta casa,
131.
205.
Si has de parir iguanas, criaremos iguanas, 32.
206.
Si has de volverte loco, vuélvete tú solo, 13.
207.
Si hay que ser algo, sería liberal, porque los conservadores son unos
tramposos, 118.
208.
Si he de morir, que sea peleando, 140.
209.
Si no es la guerra solo puede ser la muerte, 201.
210.
Si no temes a Dios, témele a los metales, 47.
211.
Si no volvemos a dormir, mejor, 56.
212.
Si tienen orden de disparar, empiecen de una vez, 147.
213.
Si todavía me quedara autoridad, lo haría fusilar sin fórmula de juicio. No por
salvarme la vida, sino por hacerme quedar en ridículo, 208.
214.
Si tu madre lo supiera, 314.
215.
Si yo fuera liberal iría a la guerra por esto de las papeletas,
118.
216.
Somos tan pacíficos que ni siquiera nos hemos muerto de muerte natural, 70.
217.
Su aturdido corazón estaba condenado para siempre a la incertidumbre,
193.
218.
Su naturaleza se resistía a cualquier clase de convencionalismos,
228.
219.
Su temeridad era diligencia, su codicia era abnegación, su tozudez era
perseverancia, 374.
220.
Tan abandonados a la buena de Dios, al igual que los burros,
23.
221.
Tantas cucharas y tenedores, y tantos cuchillos y cucharitas no era cosa de
cristianos, sino de ciempiés, 367.
222.
Tanto joderse para que lo maten a uno seis maricas sin poder hacer nada, 153.
223.
Tarde o temprano te convenceré, 164.
224.
Te estás pudriendo vivo, 193.
225.
Te tiene tan embobado, que un día de estos te veré retorciéndote de cólicos,
con un sapo metido en la barriga, 221.
226.
Te vas a poner tan gordo como él, 108.
227.
Tenemos que anticiparnos a los políticos del partido, 184.
228.
Toda la vida me contaron que las mariposas nocturnas llaman la mala suerte,
331.
229.
Todavía no ha nacido el hombre que me ponga las manos encima, 180.
230.
Todo se sabe, 423.
231.
Todos se asustaron con tus ojos abiertos, 204.
232.
Trabajó como un galeote, (preso condenado a remar en las galeras), 75.
233.
Un anarquista en la familia, 337.
234.
Un clavo saca otro clavo, 119.
235.
Un día como este viniste al mundo, 204.
236.
Una lucha a muerte entre un amor sin medidas y una cobardía invencible, 286.
237.
Uno extiende la mano y los pájaros bajan a comer, 130.
238.
Uno no es de ninguna parte mientras no tenga un muerto bajo la tierra, 23.
239.
Uno no se muere cuando debe, sino cuando puede, 277.
240.
Usted mandará en su guerra, pero yo mando en mi casa, 193.
241.
Vale más estar muerto que verte convertido en un chafarote,
199.
242.
Vámonos de aquí, antes de que acaben de fusilarte los mosquitos,
198.
243.
Volveré a insistir, 164.
244.
Ya los tiempos no están para estas cosas, 364.
245.
Ya nacerán otros cuando escampe, 364.
246.
Ya no era un niño asustado por la oscuridad sino un animal de campamento, 175.
247.
Ya sabe usted que soy adivino, 148.
248.
Ya tenían bastante con sus propias penas para llorar por fingidas desventuras
de seres imaginarios, 257.
249.
Ya ven que yo rechacé mi pensión para quitarme la tortura de estarla esperando
hasta la muerte, 231.
250.
Yo, por mi parte, apenas ahora me doy cuenta que estoy peleando por orgullo,
161.
Aquí,
no podía quedarse por fuera de la tradición ganada por el mismo Gabo desde su
casa, como hijo de un telegrafista, el género epistolar, esa forma de lengua
conversacional que consiste en obras que están escritas en forma de carta,
enviadas o dirigidas a una persona, ya sea real o imaginaria, a través de las
cuales, se va mostrando la evolución de los personajes es uno de los más
importantes y útiles para estudiar la historia y sus protagonistas y los dos
protagonistas de mi «Epístola según Gabo», son él mismo y uno de sus mejores
amigos, su compadre Plinio Apuleyo Mendoza. Por eso, me he basado en los dimes
y en los diretes de diferentes cartas cruzadas entre ellos a lo largo de los
años y de comentarios sobre el uno o el otro que he encontrado en sus obras.
Comenzaré
por Gabo en cartas a Plinio Apuleyo Mendoza:
1.
Capentier cree, no sin razón, que el trópico es barroco y exige un tratamiento
barroco.
2.
Conservo de París una imagen fugaz que compensa todas mis hambres viejas.
3.
El deber revolucionario de un escritor es escribir bien.
4.
El gran semillero de dictadores, especialmente en el Caribe, fue el caudillismo
federalista.
5.
Es mucho más importante para América Latina que yo sea amigo de Fidel que el
que yo rompa con él.
6.
La sirena era una criatura que tenía de mujer lo menos útil y de pez lo menos
aprovechable.
7.
Las mujeres sostienen el mundo, mientras los hombres lo desordenamos con
nuestra brutalidad histórica.
8.
Lo más difícil es el primer párrafo. Pero antes de intentarlo, hay que conocer
la historia tan bien como si fuera una novela que ya uno hubiera leído, y que
es capaz de sintetizar en una cuartilla.
9.
Los novelistas latinoamericanos, precisamente por no tener la preocupación de
sus mercados, como ocurre a los europeos y gringos, son los únicos que escriben
lo que les da la gana.
10.
Si no fuera de izquierda, pensaría en todo y para todo como Gómez Dávila.
11.
Tengo la inmensa suerte de que ningún problema me quita el hambre, sino todo lo
contrario, me la estimula.
Ahora,
lo que ha contestado o dicho Plinio:
1.
Como dijo García Márquez y como pensaba Gaitán, uno no es de donde le llegan
las modas, sino de donde tiene sembradas las tumbas.
2.
Cuando hablaba sobre su novia, luego su esposa, García Márquez se refería al
«cocodrilo sagrado».
3.
Gabo decía que un libro no se termina, se abandona.
4.
Gabriel García Márquez es el modesto hijo de telegrafista llegado a las cumbres
escarpadas de la gloria.
5.
García Márquez esperó veinte años para escribir Cien años de soledad.
Diecisiete años median entre la idea de escribir El otoño del patriarca y el
día que escribió la última línea de este libro.
6.
García Márquez ha sabido administrar bien las dificultades de su vida. Mejor
que el éxito, quizás.
7.
García Márquez sujetaba por la brida los adjetivos, cuando otros los usaban
como abalorios de gitana.
8.
La caída de una dictadura militar, la de Juan Vicente Gómez, fue el germen de
la obra de García Márquez El otoño del patriarca, donde las manos de Stalin
están representadas.
9.
Los libros de García Márquez, sosteniendo a pulso la vida de todos los días,
garantizan la continuidad de las estirpes.
10.
Los mejores libros y los mejores amigos de Gabriel García Márquez, nacen de esa
privilegiada relación suya con la verdad de la vida.
11.
Todo en García Márquez parece escrito en tablas inmutables.
Como
puede verse, ha sido una relación «equilibrada», puesto que prácticamente
tenemos el mismo número de comentarios del uno sobre el otro.
No
puedo dejar de incluir el comentario más largo y más elocuente de Plinio
Apuleyo Mendoza acerca de la obra del cataquense: El mejor cuento que haya
escrito jamás García Márquez, se llama «La siesta del martes». El cuento
empieza súbitamente y sin ninguna explicación, situando al lector de golpe en
lo que está ocurriendo. Es parte de un conjunto de cuentos publicados bajo el
título de «Los funerales de la mamá grande», donde la digna y enérgica
estrategia empleada por una humilde mujer para obtener lo que ella necesita
para cumplir su deber está desarrollada con magnífica intensidad en este
cuento. Al mismo tiempo, todo el ambiente de un pequeño pueblo caribeño - el
clima tropical, la agricultura dominada por grandes compañías, las intrigas y
las luchas entre las varias clases sociales, la subyacente violencia que puede
estallar en cualquier momento, nos sumerge en su mundo. Conclusión Ahí está la
magia verbal o realismo mágico de García Márquez, que ridiculiza la razón y se
transforma en la irracional historia de engendros, estupros, concubinatos,
prostitución, castidad, traición, apasionamiento, guerras y malos negocios
recogidos en su obra, en su vida, en esta novela que engrosa el listado de los
libros de la literatura universal y panhispánica y que deja al colombiano a la
par con el gran genio Cervantes.
Las
obras del Gabo poseen un impacto emocional es universal. Es un ejemplo
maravilloso del poder que unas pocas páginas pueden tener. Allí todo es
«realismo mágico», que puso y llevó a su máxima expresión; por eso, Enrique
Peña Nieto, presidente mexicano, dijo al conocer la muerte del colombiano en
Ciudad de México, que el escritor «asumió que ficción y realidad son
inseparables en los seres humanos, y de forma especial en nuestra América
Latina, por la que luchó con ideas y obras», con ello, Gabo puso a la
literatura latinoamericana, a la altura de las letras mundiales y como dijo el
mismo Peña Nieto, y debemos sentirlo todos, «sus palabras y sus límites
sobrevivirán los límites de la efímera vida humana».
Bibliografía
Castro Caycedo, Gustavo. Gabo: Cuatro
años de soledad. Su vida en Zipaquirá.
Ediciones B Colombia, Bogotá, D.C.,
2012.
Cobo Borda, Juan Gustavo. Para llegar a
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hoy, 1997.
Enkvist, Inger. El discurso de García
Márquez al recibir el premio Nobel. Departamento
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Lund (inger.enkvist@rom.
lu.se), visible en:
http://webs.ucm.es/info/especulo/numero41/gmnobel.html
García Márquez, Gabriel. Cien años de
soledad. Real Academia Española,
Asociación de Academias de la Lengua
Española. Editorial Alfaguara. Edición
Conmemorativa, Bogotá, D.C., 2007.
García Márquez, Gabriel. Cómo se cuenta
un cuento. Random House-Mondadori,
Barcelona, 2003.
Marín Colorado, Paula Andrea. La
narrativa de Gabriel García Márquez vista por
Ángel Rama y la recepción de su crítica
en Colombia, en: Estudios de Literatura
Colombiana n° 30, enero - junio de 2012.
Mendoza, Plinio Apuleyo. Entre dos
aguas. Ediciones B, Madrid, 2011.
Vergara Silva, Juan Carlos. Medio siglo
de Cien años de soledad, en: Vigía del Idioma, Academia Colombiana de la
Lengua, núm. 42, agosto de 2017.
Hernán Olano
Hernán Olano
Abogado:
Derecho Público y Derecho Eclesiástico del Estado; Vaticanólogo; Historiador;
Diplomado en Periodismo; Académico de Jurisprudencia.
Biografía
Nació
en la blasonada ciudad de Tunja, el 12 de octubre de 1968. Bachiller del
Colegio de Boyacá de Tunja en 1984, “Promoción Ministerial”. Abogado en 1991
por la Universidad La Gran Colombia (fundada por su abuelo materno el
historiador antioqueño Julio César García). Doctor Magna Cum Laude en Derecho
Canónico por la Pontificia Universidad Javeriana. Estancia Postdoctoral en
Derecho Constitucional en la Universidad de Navarra en Pamplona, España, bajo
la dirección del Catedrático, doctor Ángel José Gómez Montoro y con el
patrocinio de la Fundación Carolina y del Fondo de Movilidad de Investigadores
de la Universidad de La Sabana. Es Magíster en Relaciones Internacionales y
Magíster en Derecho Canónico ambos por la Pontificia Universidad Javeriana. Se
especializó en Bioética en la Universidad de La Sabana; Liderazgo Estratégico
Militar en el Centro de Estudios Militares; en Derecho Constitucional en el
Centro de Estudios Políticos y Constitucionales de Madrid, España (Régimen
Singular); en Derecho Administrativo y Gestión Pública en CEDDAL-Lima (a
distancia); y en Derechos Humanos en la Universidad Complutense de Madrid,
España, donde obtuvo la máxima calificación con su tesina “El Cacique de
Turmequé, Defensor de los Derechos Humanos en la Corte de Felipe II”, dirigida
por el afamado Catedrático, doctor Antonio Truyol I Serrá. Ha realizado más de
veinte diplomados, entre ellos: Historia de la Inquisición en la Universidad
Complutense de Madrid, Historia de América en la Academia Colombiana de
Historia, etc.
Actualmente
es Profesor Asociado en la Universidad de La Sabana; Dirige del Grupo de
Investigación en Derecho Público “Diego de Torres y Moyachoque, Cacique de
Turmequé” y hace parte del Grupo de Investigación “Justicia, Ámbito Público y
Derechos Humanos”. Imparte las asignaturas Derecho Administrativo General y
Responsabilidad Profesional en la Universidad de La Sabana desde 1993; desde
2001 es profesor de Historia Constitucional en la especialización y en la
maestría en Derecho Constitucional de la Universidad Libre de Cali. Es además
el Vicecónsul Honorario de la República de Chipre en Colombia.
Miembro
de Número de la Academia Colombiana de Jurisprudencia. Preside el Instituto
Bernardo O´Higginis de Cundinamarca. Es Miembro Correspondiente Extranjero de
la Academia Chilena de Ciencias Sociales, Políticas y Morales; Miembro
Correspondiente de las Academias de Historia de Boyacá, Cundinamarca y
Santander; Miembro Correspondiente de las Academias de Historia Eclesiástica de
Bogotá y de Boyacá; Miembro de las Sociedades Bolivarianas de Boyacá y de la
Argentina; Miembro de la Academia Patriótica Nacional “Antonio Nariño”; Miembro
de la Sociedad Académica Santanderista de Colombia; Miembro de Número de la
Academia Nacional de Heráldica, etc., así como de otras academias alrededor del
mundo, como la Academia Balear de la Historia de Palma de Mallorca y la
Pontificia Academia Tiberina de Roma.
Fue
Secretario General (e.) de la Corte Constitucional de Colombia, Director
General Jurídico y Asesor del Despacho del Viceministro en el Ministerio del
Interior; Director Nacional para la prevención del lavado de activos en la Caja
Agraria de Colombia y Director de Control Interno en el Concejo de Bogotá.
Es
Investigador de la Cátedra Garrigues de la Universidad de Navarra y Columnista
de opinión del Diario “El Nuevo Siglo” de Bogotá, D.C. Ha escrito más de 23 libros
como autor y participa en más de 37 como coautor y prologuista, algunos de
ellos con varias ediciones como es el caso de la Constitución Política de
Colombia, que alcanza OCHO ediciones. Le han publicado en las Editoriales
“Porrúa”, UNAM e ILCSA Ediciones de México; “El Derecho” de Argentina; “Abeledo
Perrot” de Argentina y Chile; “Marcial Pons” de México y España; “Doctrina y
Ley”, “Del Profesional”, “Temis”, “Gustavo Ibáñez”, “La Constitución” e
“Hyrcania” en Colombia; “Editorial Paredes” de Venezuela; “Palestra”, “Adrus” y
“Grijley” del Perú; y en la Librería Editrice Vaticana del Estado de la Ciudad
del Vaticano, así como en otras editoriales como la Universidad de Cádiz y la
Academia de Jurisprudencia. Sus artículos suman más de 130 y han sido publicados
en Revistas y libros del Estado Vaticano, Brasil, Perú, Chile, Venezuela,
Argentina, Costa Rica, México, Estados Unidos, España, Portugal y la República
Popular China. Su labor docente ha sido reconocida con la “A” en 2004, con la
“C” en 2009 y con la “B” en 2010, categorías que COLCIENCIAS concede a los
grupos de investigación en Colombia.
Premios
Ha
recibido las distinciones: “Fe en la Causa” y Medalla al Mérito Logístico y
Administrativo “Francisco de Paula Santander” del Ejército Nacional; “Policarpa
Salavarrieta” de la Asamblea de Cundinamarca; “Huésped de Honor” del
Departamento de San Andrés, Providencia y Santa Catalina; “Sor Francisca Josefa
de la Concepción Castillo y Guevara” de la Contraloría General de Boyacá;
Ciudadano Honorario del Condado Moore de Tennessee, U.S.A.; “Gustavo Rojas
Pinilla” del Concejo Municipal de Tunja; “Diosa Chía” de la Alcaldía de Chía;
“Pedro Nel Ospina”, categoría autor-investigador y “Francisco de Paula
Santander”, categoría Oro, del Colegio de Boyacá de Tunja. Igualmente, el
Infante de España, don Carlos de Borbón, Duque de Calabria, le ha concedido el
título de Caballero de Mérito de la Sacra y Militar Orden Constantiniana de San
Jorge, siendo el segundo colombiano en recibir tal reconocimiento. Becario del
Excelentísimo Ayuntamiento de la Ciudad de Cádiz.
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